El método KiVa se centra en
influir y concienciar al grupo, para que los testigos del abuso no rían las gracias del acosador, ni permitan con
su silencio que el abuso continúe.
El método KiVa un acrónimo de
las palabras finlandesas Kiusaamista Vastaan que significan "contra el acoso
escolar" es un proyecto finlandés elaborado por investigadores de la
Universidad de Turku, expertos en las relaciones infantiles, cuyo objetivo es
acabar con el bullying o acoso escolar entre los estudiantes, y que ha
demostrado sobradamente su eficacia,
Este programa no solo disminuye
drásticamente los casos de bullying, sino que también mejora la convivencia
entre los estudiantes y su bienestar emocional
reduciendo los trastornos depresivos o de ansiedad y aumenta su motivación por estudiar.
En qué consiste el método KiVa
KiVa es un protocolo para
prevenir la violencia dentro y fuera de las aulas, ya que la mayoría de los
abusos se producen durante los recreos o a la salida del colegio. Los creadores
de este método, basándose en sus 25 años de experiencia en el estudio de las
relaciones entre los niños, decidieron que para acabar con el bullying no había
que intentar que las víctimas cambiasen de actitud y se mostrasen más
extrovertidas o menos tímidas, sino centrarse en influir y concienciar al
grupo, a los testigos que ríen las gracias del acosador, o permiten con su
silencio que el abuso quede impune y continúe. Si los espectadores no aplauden
las acciones del acosador, éste deja de molestar a la víctima porque ya no le
reporta ningún beneficio.
El programa, en concreto, consta
de 20 clases, que se imparten a los escolares a los 7, 10 y 13 años de edad, y
en las que se les enseña a reconocer las distintas formas de acoso y cómo
mejorar la convivencia. A lo largo del curso académico los estudiantes
desarrollan trabajos sobre la empatía y el respeto a los demás, y a esto se
añaden manuales para los profesores, videojuegos, y charlas con los padres.
Además, existe un buzón virtual en el que las víctimas o los posibles testigos
pueden denunciar el acoso de manera anónima, y se establece un equipo de
vigilancia formado por tres adultos que investigan cada posible caso incluido
el ciberbullying y determinan si es algo puntual o sistemático, y si es
necesario apoyan a la víctima y hablan con el acosador para que cambie su
conducta.
El sistema educativo de Finlandia
está considerado como uno de los mejores del mundo, pero no estaba libre de la
lacra del acoso escolar. Unos años después de implantar el método KiVa, sus
creadores realizaron un estudio en 234 centros escolares de todo el país,
incluyendo a 30.000 estudiantes con edades comprendidas entre los 7 y los 15
años, y comprobaron que el bullying había desaparecido en el 79% de las
escuelas y su incidencia había disminuido en el 18% de estas, y que en algunos
cursos, además, el número de víctimas de acoso se había reducido un 40%.
Otro de los posibles grandes
beneficios de este proyecto, que solo se podrá confirmar a largo plazo, es el
cambio positivo a nivel social que supone el hecho de que los niños tengan
empatía y muestren respeto hacia sus semejantes, porque serán los adultos del
mañana, y sus buenos sentimientos repercutirán sin duda en crear una sociedad
más justa y solidaria.
El equipo KiVa
En toda escuela el director elige
un equipo KiVa integrado por tres adultos que detectan y investigan los casos
de acoso escolar.
Primero determinan si el acoso es
puntual o continuado. Después hablan con la víctima para tranquilizarla.
Posteriormente hablan con los acosadores para sensibilizarlos y con los
testigos, que son la piedra angular del programa, de esta forma se consigue
reducir el acoso escolar.
El potencial del método
Este drástico cambio en una serie
de escuelas finesas puede dar una idea de los cambios cualitativos a nivel
social que este tipo de programas podrían tener no solo en las escuelas, sino
en los diferentes estratos culturales de personas adultas educadas mediante
estos métodos.
Si ya desde las etapas más
tempranas somos educados para no apoyar pasivamente actos de violencia de este
tipo, es concebible que la mentalidad de los adultos también cambie en muchos
sentidos. Solo el tiempo dirá si este tipo de cambios culturales repentinos
llegan a darse. Las repercusiones del programa KiVa pueden ir mucho más allá de
la lucha contra el bullying, pueden ser la semilla para una sociedad más justa,
solidaria y cohesionada.
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