viernes, 17 de marzo de 2017

Método KiVa, la solución finlandesa al acoso escolar





El método KiVa se centra en influir y concienciar al grupo, para que los testigos del abuso no  rían las gracias del acosador, ni permitan con su silencio que el abuso continúe.

El método KiVa un acrónimo de las palabras finlandesas Kiusaamista Vastaan que significan "contra el acoso escolar" es un proyecto finlandés elaborado por investigadores de la Universidad de Turku, expertos en las relaciones infantiles, cuyo objetivo es acabar con el bullying o acoso escolar entre los estudiantes, y que ha demostrado sobradamente su eficacia, 


Este programa no solo disminuye drásticamente los casos de bullying, sino que también mejora la convivencia entre los estudiantes y su bienestar emocional  reduciendo los trastornos depresivos o de ansiedad  y aumenta su motivación por estudiar.


En qué consiste el método KiVa



KiVa es un protocolo para prevenir la violencia dentro y fuera de las aulas, ya que la mayoría de los abusos se producen durante los recreos o a la salida del colegio. Los creadores de este método, basándose en sus 25 años de experiencia en el estudio de las relaciones entre los niños, decidieron que para acabar con el bullying no había que intentar que las víctimas cambiasen de actitud y se mostrasen más extrovertidas o menos tímidas, sino centrarse en influir y concienciar al grupo, a los testigos que ríen las gracias del acosador, o permiten con su silencio que el abuso quede impune y continúe. Si los espectadores no aplauden las acciones del acosador, éste deja de molestar a la víctima porque ya no le reporta ningún beneficio.


El programa, en concreto, consta de 20 clases, que se imparten a los escolares a los 7, 10 y 13 años de edad, y en las que se les enseña a reconocer las distintas formas de acoso y cómo mejorar la convivencia. A lo largo del curso académico los estudiantes desarrollan trabajos sobre la empatía y el respeto a los demás, y a esto se añaden manuales para los profesores, videojuegos, y charlas con los padres. Además, existe un buzón virtual en el que las víctimas o los posibles testigos pueden denunciar el acoso de manera anónima, y se establece un equipo de vigilancia formado por tres adultos que investigan cada posible caso incluido el ciberbullying y determinan si es algo puntual o sistemático, y si es necesario apoyan a la víctima y hablan con el acosador para que cambie su conducta.


El sistema educativo de Finlandia está considerado como uno de los mejores del mundo, pero no estaba libre de la lacra del acoso escolar. Unos años después de implantar el método KiVa, sus creadores realizaron un estudio en 234 centros escolares de todo el país, incluyendo a 30.000 estudiantes con edades comprendidas entre los 7 y los 15 años, y comprobaron que el bullying había desaparecido en el 79% de las escuelas y su incidencia había disminuido en el 18% de estas, y que en algunos cursos, además, el número de víctimas de acoso se había reducido un 40%.


Otro de los posibles grandes beneficios de este proyecto, que solo se podrá confirmar a largo plazo, es el cambio positivo a nivel social que supone el hecho de que los niños tengan empatía y muestren respeto hacia sus semejantes, porque serán los adultos del mañana, y sus buenos sentimientos repercutirán sin duda en crear una sociedad más justa y solidaria.


El equipo KiVa



En toda escuela el director elige un equipo KiVa integrado por tres adultos que detectan y investigan los casos de acoso escolar.

Primero determinan si el acoso es puntual o continuado. Después hablan con la víctima para tranquilizarla. Posteriormente hablan con los acosadores para sensibilizarlos y con los testigos, que son la piedra angular del programa, de esta forma se consigue reducir el acoso escolar.


El potencial del método




Este drástico cambio en una serie de escuelas finesas puede dar una idea de los cambios cualitativos a nivel social que este tipo de programas podrían tener no solo en las escuelas, sino en los diferentes estratos culturales de personas adultas educadas mediante estos métodos.



Si ya desde las etapas más tempranas somos educados para no apoyar pasivamente actos de violencia de este tipo, es concebible que la mentalidad de los adultos también cambie en muchos sentidos. Solo el tiempo dirá si este tipo de cambios culturales repentinos llegan a darse. Las repercusiones del programa KiVa pueden ir mucho más allá de la lucha contra el bullying, pueden ser la semilla para una sociedad más justa, solidaria y cohesionada.

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